La Cámara de Granada a través de su actividad corporativa vela por los intereses provinciales, mejorando el entorno económico de Granada y su provincia.
Tiene plena capacidad de obrar para el cumplimiento de sus fines, que se configura como órgano consultivo y de colaboración con las Administraciones Públicas, sin menoscabo de los intereses privados que persigue tal como dispone la Ley 4/2014, de 1 de abril, Básica de las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria, Servicios y Navegación. Su estructura y funcionamiento son democráticos.
Fundación de la Cámara de Granada.
De acuerdo con lo previsto en el Real Decreto de creación de Cámaras, el 18 de agosto de 1886 el Gobernador Civil de Granada designó a Pablo Díaz Ximénez, Marqués de Dílar y a Valentín Barrecheguren, Presidente y Secretario de la Comisión Organizadora. Entre ambos redactaron un proyecto de Reglamento para la Cámara de Granada y elaboraron la lista de comerciantes e industriales que podrían formar parte de la misma. El 12 de septiembre convocaron a los seis restantes miembros de la Comisión Organizadora, designados también por el Gobernador Civil, que a la sazón eran Ramón Millet, Manuel López Sáenz, Antonio del Charco, Ángel González Alva, Manuel Tegeiro y Juan María de las Heras.
La Comisión aprobó los trabajos realizados por su Presidente y Secretario y convocaron a los comerciantes e industriales de Granada previamente seleccionado, para celebrar la sesión constituyente de la Cámara de Comercio en los locales del Ayuntamiento el día 3 de Octubre de 1886. A la convocatoria respondieron 52 de las personas citadas quienes, tras discutir ampliamente el proyecto de Reglamento de interior de la Cámara que se les ofrecía, lo aprobaron por unanimidad, con la adición de imponer a los socios la obligación de pagar cinco pesetas por una sola vez como cuota de entrada.
Seguidamente se procedió a la elección de la Junta Directiva de la Cámara, siendo elegidos por aclamación para Presidente Pablo Díaz Ximénez y para Vicepresidente Vicente Arteaga González. Para la elección de los restantes miembros se presentaron dos candidaturas diferentes. Tras conferenciar los distintos aspirantes, fue presentada la siguiente candidatura que fue aprobada por unanimidad y que constituye la primera Junta Directiva de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Granada.
Inicios
Durante la etapa en que el Marqués de Dílar estuvo al frente de la Cámara junto con la de su sucesor, el liberal Vicente Arteaga, la Cámara desarrolló un programa de actividades que, para ser las iniciales arrojan un balance positivo de su actuación: se preocupó la Cámara de la creación de una Escuela de Comercio en Granada, con un resultado estéril; se iniciaron los ciclos de conferencias; comenzó la Cámara a preocuparse del problema de los ferrocarriles desde la óptica de la creación de nuevas líneas, de la mejora de los servicios y de la fiscalización de las tarifas; terció de manera efectiva en una cuestión de sumario y de los precios del gas; abogó por la instalación de la electricidad; luchó por la liberalización del cultivo del tabaco y por el mantenimiento de la Capitanía y mantuvo una posición proteccionista, que contrasta con la que se adoptara en épocas posteriores, en materia arancelaria y de comercio exterior. Por último, la Cámara entrará en contacto y participará activamente en el movimiento aglutinador que inician las Cámaras españolas a los pocos años de su creación, tratando de constituir un elemento de apoyo conjunto más eficaz para resolver los problemas comunes que les preocupan.
Si la etapa inicial se cierra con un balance positivo, la década siguiente, la última del siglo XIX, se afianza aún más la línea de progreso creciente. Dos figuras polarizan en la Cámara granadina la actuación durante esos años: el farmacéutico y empresario D. Juan López-Rubio y el abogado, periodista, comerciante e insigne político, D. Juan Echevarría. Ocupando la Cámara entonces la primera planta del notable edificio situado en Puerta Real y con una cifra de socios que llega aproximadamente a los ochocientos y la Cámara realiza una abrumadora tarea en beneficio del comercio y de la industria y mucho más, en aras del progreso de la ciudad.
La última década del siglo XIX estuvo marcada por el progreso y la actividad, la primera del XX será una década marcada por la crisis más profunda que pudiera imaginarse, hasta el punto de que durante varios años la Cámara prácticamente desaparece y anula toda actividad, incluidas las reuniones de la Junta Directiva. En 1911, se crea una legislación que establece la adscripción y la contribución obligatoria a las Cámaras de cuantos ejercieran una actividad mercantil, industrial o de navegación. Una mejora de la situación económica debido a ésta contribución obligatoria, permite a la Cámara reanudar sus actividades formativas directas, con clases de formación profesional y con numerosos ciclos de conferencias, que tratan de suplir unas enseñanzas oficiales de las que Granada carece. Un problema que singulariza esta etapa va a ser el relacionado con el movimiento obrero, que adquiere una especial intensidad, sobre todo en lo relacionado con el problema de la jornada de ocho horas; la cuestión será finalmente zanjada gracias a la intervención de la Cámara, aunque no será ésta la última vez que la corporación tenga que actuar como árbitro para zanjar situaciones de litigio de las muchas que abundaron en una etapa especialmente complicada en este aspecto, como fue la fase final de la Restauración. Los problemas de los ferrocarriles, encaminados a la lucha por la mejora de los servicios, desempeñan un importante papel en esta época, junto con la permanente pretensión de que se construya el ferrocarril de Motril, localidad en la que, a aquella lucha histórica, viene a unirse la construcción de los diques del Puerto, en los que la Cámara de Granada tuvo un protagonismo fundamental.
De 1925 a 1956 la Cámara se esforzó en la defensa de los intereses granadinos siguiendo su trayectoria anterior, destacando su papel decidido en pro de la liberalización económica. En esta época, las continuas crisis políticas (se sucedieron una dictadura militar, una República, una guerra civil, y un sistema autoritario) pusieron a prueba la existencia de la misma y las contribuciones de este tipo de entidades corporativas.
Tras el paréntesis impuesto por la guerra civil española y por los criterios mantenidos por el régimen surgido de ella respecto a la posición que en el organigrama económico-sindical había de ocupar las Cámaras de Comercio, el inicio de la década de los años 60 supone una esperanza de normalización en su personalidad jurídica y de reactivación de sus tradicionales cometidos; tras la puesta en marcha del Plan de Estabilización y el posterior diseño de una política económica orientada al rápido industrial, a la liberalización y a la integración supranacional, se despejan parcialmente las incógnitas acerca de su viabilidad como organismos autónomos y apolíticos, si bien a cambio de ciertas concesiones plasmadas en el Reglamento de 1974, referidas en especial a unos procesos electorales que no cabe denominar como plenamente democráticos hasta 1978.
A partir de ésta última fecha (1978), será cuando las Cámaras de Comercio españolas, y la granadina en particular, recuperen su tradicional identidad como organismos de funcionamiento autónomo, sometidos a una renovación democrática de carácter periódico, defensores de los intereses generales de todo el empresariado con un criterio de apoliticidad, asesores de la Administración y promotores del desarrollo económico de sus respectivas demarcaciones.
Presidentes de la Cámara de Granada
D. Pablo Díaz Ximénez (3-X-1886 / 25-VII-1888)
D. Vicente Arteaga González (6-I-1889 / 25-IV-1890)
D. Juan López-Rubio Pérez (18-V-1890 / 30-XII-1896)
D. Juan Echevarría Álvarez (17-I-1897 / 24-XI-1904)
D. Justo Ortiz Pujazón (30-XI-1901/ 24-XI-1904)
D. Ángel González Alva (25-XII-1904/ 23-V-1909)
D. Joaquín Castillo Valdivia (23-V-1909/ 20-I-1910)
D. Francisco Echevarría Moreno (20-I-1910/7-III-1910)
D. Manuel López de la Cámara (24-IV-1910/ 29-IX-1919)
D. José Pérez de la Blanca (31-XII-1919 / 31-III-1924)
D. Alfredo Velasco Sotillos (31-III-1924/ 9-XII-1924)
D. Juan Leyva Narváez (23-XII-1924/ 30-X-1947)
D. Miguel Olmedo Villalobos (3-IV-1948/ 9-XII-1951)
D. Inocencio Romero de la Cruz (28-VII-1951 / 21-XII-1956)
D. Juan Torres López (13-III-1957/ 20-XII-1962)
D. Salvador Quesada Martínez (10-I-1963/ 19-II-1968)
D. Francisco Morales Linares, (19-II-1968 / 1987)
D. Luis Curiel Aróstegui, (1987 / 1998)
D. Antonio Robles Lizancos, (1998 / 2006)
D. Sebastián Ruíz Morales (2006)
D. Javier Jiménez Ortiz, (2006 / 2013)
D. Federico JIménez González (2013 - 2014)
D. Gerardo Cuerva Valdivia (2014 / Actuamente)